Nosotros

Amor; era todo lo que le pedía y con lo que la hacía feliz. ¡Qué baratas eran sus sonrisas! Qué simple era enamorarla todos los días, bastaba con que él la mirara a los ojos, con que la dejara besarlo, con que le tomara la mano y le dijera "me gustas". ¿Y lo demás? Lo demás no hacía falta, lo demás ya podía hacerlo ella misma, tenía corazón de sobra para quererlo a él -mucho más allá de lo que él quisiera o mereciera- y para suplir la falta de retribución. ¿Y cuando él no estaba? Ya ella encontraba maneras de enamorarse, escribiéndole un poema, pintándolo en papel o construyendo recuerdos que él nunca compartiría, hablando de él con todo el mundo, aunque nadie nunca la viera con él.
Ya sabía ella que acabaría mucho antes del primer beso, ya sabía que no existían desde el primer verso.