Pero, ¿si fuese al revés?
¿Si tuviésemos todo, y las ausencias no molestaran?
¿Si nos rodeáramos de gente y las manos estuviesen llenas?
¿Si de repente no quisiéramos escapar y nos sintiéramos cómodos en dónde estamos?
¿A quién elegiríamos?
¿En quién pensaríamos cuando lo tuviésemos todo?
¿A quién necesitaríamos cuando los adentros rebosen?
¿Tendríamos la certeza de saber a quién pertenece nuestro corazón,
o simplemente necesitamos estar vacíos para reconocer qué nos falta?