Él se despidió con un beso en la mejilla, ella se volvió al instante.
Caminaron unos pasos en direcciones opuestas, y entonces el gritó:
"-¡Chao!"
Ella se volteó a mirarlo, mientras él se despedía con la mano. Él siguió su camino y ella se quedó mirándolo mientas se alejaba. Sonrió y entonces él se giró sin saber que ella seguía ahí. Ambos rieron, se despidieron por última vez y siguieron sus caminos.
Ella sonreía. Luchó contra su impulso por voltearse una vez más, quién sabe si él lo hizo también.