Yo tenía un novio, y de un día para otro dejó de hablarme
un día se marchó, y penando me quedé por los rincones.
Un día los ratones aburridos de tanta pregunta escuchar,
se acercaron a mí, y una maldad enorme me han de confesar:
que él solía dormir con la boca abierta igual que los pajarones,
no pudieron resistir, y la lengua le comieron los ratones traidores.
Les digo traidores, porque a los gatos yo les he espantado,
de la trampa los he rescatado, y me pagan comiendo la lengua de mi enamorado.
En su defensa, los ratones dijeron que lo habían visto
con una linda muda, sacando la vuelta.
Y por esta razón la lengua le comieron al boquiabierto,
ahora comprendo yo porque nunca más me habló,
porque nunca más me habló.
¿Acaso para quererte, wayqi tai,
se necesitan testigos, wayqi tai?
¿Qué más testigo mi pelo, wayqi tai,
qué más testigos tus ojos, wayqi tai?
Prueba de habernos querido, wayqi tai,
prueba de habernos amado, wayqi tai.