Era como la naturaleza; bueno, salvaje, algunas veces cruel. Él tenía todos los estados de lo natural: belleza, timidez, violencia, y ternura.
Naturaleza era caos.

— Anaïs Nin, The Four-Chambered Heart

"Le entraron dudas. Quizá ella no tenía nada de que arrepentirse. Tal vez él no tenía nada de qué perdonarla."

— Juan Rulfo (Pedro Páramo)

Hay algo, mi amor, en lo que nadie va a ganarte.
Aquella tarde, cuando yo hablaba y tú guardabas silencio, descubrí que nadie nunca me había puesto tanta atención.
Luego no me besaste, me diste un trago de licor y recitaste poesía.
Entonces lo supe,
el amor es eso,
que te pongan atención,
que se interesen por lo
lo que estas diciendo.
Y que no te interrumpan
ni para darte un beso.
Eso es amor, ahora lo entiendo.

- Empirismo a la mala. Mercedes Reyes Arteaga
PUTA LA WEÁ :/
Por favor, ven y descúbreme. 
No tan despacio, no tan rápido.
No dejes que se enfríe esta ansia de que conozcas todo de mí
Es absolutamente necesario suicidarse cada cierto tiempo.
Huir de uno mismo,
perderse,
levitar,
ayunar,
sentir el cuerpo vacío, agotado, dolorido,.
Mudar la piel,
beber,
vomitar,
tocar fondo, follar con desesperación y luego no recordar nada.

Estar ausente de todo.

Para después, aferrarse de nuevo a la vida. Reencontrarse.
Vestir colores pastel, andar a paso ligero y sonreír a los vecinos cuando te saludan en la escalera.

- ¿Qué tal estás, preciosa?
- Jodidamente bien, gracias.
Ana Elena Pena

Cuenta esta leyenda que hace ya varios siglos el Sol, cansado de observar el transcurrir tranquilo de la vida en la tierra, quiso participar de ella. El Sol deseaba dejar de ser el centro del Sistema, y le pidió ayuda a la Luna para que nadie se diera cuenta de su ausencia en el cielo. La Luna, ante tanta súplica, accedió, y un día de junio cuando el Sol más brillaba se acercó y le fue cubriendo poco a poco para que a los mortales de la época no les sorprendiera de golpe la oscuridad. El Sol, que desde lo alto hacía millones de años que observaba la faz de la Tierra, no lo dudó; para sentirse libre y pasar desapercibido se hizo corpóreo en ser más perfecto, ágil y discreto de la tierra: una gata negra. 
Sin embargo, la Luna en seguida se sintió cansada, y sin avisar a su amigo Sol, se fue apartando. Cuando Sol se dio cuenta ya era demasiado tarde, salió corriendo hacia el Cielo, y tan rápido huyó, que se dejó en su morada momentánea parte de él; cientos de rayos de Sol se quedaron dentro de la Gata Negra. Desde entonces, todos los gatos que nacieron de aquella gata llevaban en su pelaje los rayos solares que el sol olvidó en su huida, otorgando a su cuerpo miles de tonalidades anaranjadas o doradas, propias de los rayos del sol.
Te dabas para no dar la cara,
que me ibas dando cuerda para que yo me ahorcara.
yo quiero ser pequeñita y vivir en el bosque
No es que no piense en ti
es que pienso demasiado.
" ¿Y qué hacer cuando la razón echa raíces y da frutos amargos que no alimentan a nadie? "

El cabello

"Niña, a un hombre puedes darle tu sangre porque la sangre de las mujeres viene y va cada mes, puedes entregarle tu corazón porque sus emociones cambian como lo hacen las mareas. Pero si le entregas uno solo de tus cabellos le darás tu fuerza de vivir. Con tu cabello tejes sueños y atrapas pesadillas cada noche; con tu cabello escuchas las voces de tus ancestros susurrándote en el viento, tu cabello habla con las aves y las estrellas. No es solo cabello es el único trozo visible de tu espíritu. Es la balanza que te equilibra, un hilito de luz que sube por el cielo y te conecta con todo."
"... como traídos y llevados por un péndulo invisible, queriéndose sin decirlo y abrazándose sin tocarse."

Verde - Federico García Lorca

Verde que te quiero verde
verde viento verdes ramas
el barco sobre la mar
el caballo en la montaña.

Verde, que yo te quiero verde.

Con la sombra en la cintura
ella sueña en la baranda
verdes carne, pelo verde
su cuerpo de fría plata.

Compadre quiero cambiar
mi caballo por tu casa
mi montura por tu espejo
mi cuchillo por tu manta.

Compadre vengo sangrando
desde los Puerta de Cabra
y si yo fuera mocito
este trato lo cerraba.

Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa
dejadme subir al menos
hasta las altas barandas.

Compadre, quiero morir,
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.

Compadre donde está dime,
donde está esa niña amarga
cuantas veces la esperé
cuantas veces la esperaba.