But time makes you bolder, children get older, and I'm getting older too.
Contigo
No me esperes a las dos en el juzgado, no me digas "volvamos a empezar".
Yo no quiero ni libre ni ocupado, ni carne ni pecado, ni orgullo ni piedad.
Yo no quiero saber por qué lo hiciste, yo no quiero contigo ni sin ti,
lo que yo quiero, muchacho de ojos tristes,
es que mueras por mí.
Loco por volverla a ver - Las pastillas del abuelo
-"El que no arriesga no gana" dijiste.
-"El que arriesga puede morir por amor" te dije,
y comprendiste que no iba a ser yo
el que cubra tu cuerpo en noches de frío,
el que te regale rosas sin espinas
el que aparte de ser sexo, sea un amigo,
el que derroche amor en cada esquina.
-"Tanto te cuesta dar besos a una sola?
Te juro que amor nunca te va a faltar"
-"Mi amor, eso no importa, lo que importa es variedad"
-"Es mejor ser presa de un hombre
y no el polvo insípido y oscuro de más de dos"
dijiste, y comprendí que no ibas a ser vos
la que comparta mis besos con cualquiera,
la que pise fuerte el acelerador,
la que quiera hacerlo de muchas maneras,
la que sepa bien fingir cuando no haya amor.
-"El que arriesga puede morir por amor" te dije,
y comprendiste que no iba a ser yo
el que cubra tu cuerpo en noches de frío,
el que te regale rosas sin espinas
el que aparte de ser sexo, sea un amigo,
el que derroche amor en cada esquina.
-"Tanto te cuesta dar besos a una sola?
Te juro que amor nunca te va a faltar"
-"Mi amor, eso no importa, lo que importa es variedad"
-"Es mejor ser presa de un hombre
y no el polvo insípido y oscuro de más de dos"
dijiste, y comprendí que no ibas a ser vos
la que comparta mis besos con cualquiera,
la que pise fuerte el acelerador,
la que quiera hacerlo de muchas maneras,
la que sepa bien fingir cuando no haya amor.
No me compares (difícil).
Ahora que crujen las patas de la mecedora y hay nieve en el televisor,
ahora que llueve en la sala y se apagan las velas de un cielo que me iluminó.
Ahora que corren los lentos derramando trova y el mundo rinrín despertó,
ahora que truena un silencio feroz, ahora nos entra la tos.
Ahora que hallamos el tiempo, podemos mirarnos detrás del rencor,
ahora te enseño de dónde vengo y las piezas rotas del motor.
Ahora que encuentro mi puerto, ahora me encuentro tu duda feroz,
ahora te enseño de donde vengo y de qué tengo hecho el corazón.
Vengo del aire que te secaba a ti la piel, mi amor,
yo soy la calle donde te lo encontraste a él.
No me compares, bajé a la tierra en un pincel por ti,
imperdonable, que yo no me parezco a él.
Ni a él ni a nadie.
Ahora que saltan los gatos buscando las sobras, maullas la triste canción,
ahora que tú te has quedado sin palabras, comparas, comparas con tanta pasión.
Ahora podemos mirarnos sin miedo al reflejo en el retrovisor,
ahora te enseño de dónde vengo y las heridas que me dejó el amor.
Ahora no quiero aspavientos, tan sola una charla tranquila entre dos,
si quieres te cuento por qué te quiero,
y si quieres cuento por qué no.
que nos separen si es que pueden, que nos separen, que lo intenten...
ahora que llueve en la sala y se apagan las velas de un cielo que me iluminó.
Ahora que corren los lentos derramando trova y el mundo rinrín despertó,
ahora que truena un silencio feroz, ahora nos entra la tos.
Ahora que hallamos el tiempo, podemos mirarnos detrás del rencor,
ahora te enseño de dónde vengo y las piezas rotas del motor.
Ahora que encuentro mi puerto, ahora me encuentro tu duda feroz,
ahora te enseño de donde vengo y de qué tengo hecho el corazón.
Vengo del aire que te secaba a ti la piel, mi amor,
yo soy la calle donde te lo encontraste a él.
No me compares, bajé a la tierra en un pincel por ti,
imperdonable, que yo no me parezco a él.
Ni a él ni a nadie.
Ahora que saltan los gatos buscando las sobras, maullas la triste canción,
ahora que tú te has quedado sin palabras, comparas, comparas con tanta pasión.
Ahora podemos mirarnos sin miedo al reflejo en el retrovisor,
ahora te enseño de dónde vengo y las heridas que me dejó el amor.
Ahora no quiero aspavientos, tan sola una charla tranquila entre dos,
si quieres te cuento por qué te quiero,
y si quieres cuento por qué no.
que nos separen si es que pueden, que nos separen, que lo intenten...
De cómo te quiero
"Te quiero como para invitarte a pisar hojas secas una de estas tardes. Te quiero como para salir a caminar, hablar de amor, mientras pateamos piedras. Te quiero como para volvernos chinos de risa, ebrios de nada y pasear sin prisa las calles. Te quiero como para ir contigo a los lugares que más frecuento, y contarte que es ahí donde me siento a pensar en ti. Te quiero como para escuchar tu risa toda la noche. Te quiero como para no dejarte ir jamás. Te quiero como se quiere a ciertos amores, a la antigua, con el alma y sin mirar atrás."
Abre los ojos
"¡Abre los ojos, mujer! Míralo ahí sentado, enfrascado en sus libros sobre el universo y escondido detrás de esas gafas de intelectual, ¿de verdad crees que en algún momento pasas por su mente cuando no estás frente a él? ¿Crees que por la noche, antes de dormir, piensa en qué puede cambiar él para hacerte feliz? En cambio tú... Tú, mujer, te quedas en los huesos por dar los pasos perfectos para que él se sienta orgulloso de ti, y serías capaz de cambiar la curvatura del mundo si así a él le resultara más cómodo"
Ojos brillantes - Etgar Keret
Ésta es la historia de una niña a la que lo que más le gustaba de todo
eran las cosas brillantes. Tenía un vestido con lentejuelas, unos
calcetines con purpurina, unos tenis con pedrería. Y una muñeca negra llamada
Christy, como la asistenta, cargadita de cosas brillantes. Hasta los dientes
los tenía brillantes, aunque su padre se empeñaba en decir que los tenía
«resplandecientemente blancos», que no era exactamente lo mismo. «Brillante»,
pensaba ella para sus adentros, «es el color de las hadas y por eso es el color
más bonito de todos». Cuando llegó la fiesta de Purim se disfrazó de una
pequeña hada. En la guardería le echaba purpurina a todo niño que pasara por su
lado y decía que se trataba de unos polvos mágicos para deseos muy especiales y
que si esos polvos se mezclaban con agua los deseos se cumplían y que cualquier
niño que se fuera ahora a su casa y los mezclara con agua vería cumplidos sus deseos.
Era un disfraz muy convincente que ganó el primer premio del concurso de
disfraces de la guardería. La propia maestra, Hila, dijo que si no la hubiera
conocido de antes y se la hubiera encontrado así por la calle, no le cabía la
menor duda de que se habría creído a la primera que se trataba de un hada de
verdad. Al llegar a casa la niña se quitó el disfraz, se quedó sólo en
calzoncitos y lanzó por el aire la purpurina que le había sobrado, mientras
gritaba:
—¡Quiero tener los ojos brillantes!
Gritaba tanto que su madre acudió corriendo para ver si todo iba
bien.
—Quiero tener unos ojos brillantes —dijo la niña, esta vez más bajito.
Mientras se bañaba siguió diciendo lo mismo, pero incluso después de que
su madre la secara y le pusiera el pijama siguió teniendo los ojos de siempre. Muy
verdes y preciosos, pero de brillantes nada.
—Con los ojos brillantes podría hacer tantas cosas —intentó convencer a
su madre, que empezaba ya a perder la paciencia—: podría caminar por la
carretera por la noche y los coches me verían de lejos, y cuando fuera más
grande podría leer a oscuras y ahorrar muchísima luz, además de que cuando me
perdiera en el cine podrías encontrarme muy fácil, sin tener que llamar al
acomodador.
—¿Qué son todas esas tonterías de los ojos brillantes?—le dijo su madre
colocándose un cigarro entre los labios—. Eso no existe. ¿Quién te ha metido
esa bobada en la cabeza?
—Sí existe —gritó la niña saltando en la cama—, existe, existe, existe,
y además no tienes que fumar cuando estás conmigo porque no es sano para mí.
—Está bien, tienes razón —cedió la madre—. Mira, ni siquiera lo he
prendido —y devolvió el cigarro a la cajetilla—. Y ahora vamos, métete en la
cama como una niña buena y cuéntame a quién le has oído tú eso de que hay ojos
brillantes. ¿No me digas que te dijo la maestra, la gorda?
—No está gorda —dijo la niña—, y no ha sido ella, no lo he oído, lo he
visto yo sola. Los tiene un niño muy sucio que va a la guardería.
— ¿Y cómo se llama ese niño tan sucio?
—No lo sé —se encogió de hombros la niña—. Es un niño muy sucio que
nunca dice nada y que siempre se sienta muy atrás. Pero le brillan los ojos,
eso seguro, y yo también quiero.
—Pues pregúntale mañana de dónde los ha sacado —le propuso su madre— y
cuando te lo diga iremos a buscar unos para ti.
— ¿Y qué hago hasta mañana? —le preguntó la niña.
—Pues dormir —le respondió su madre— mientras yo salgo a fumar.
Al día siguiente la niña obligó a su padre a llevarla a la guardería muy
temprano porque estaba impaciente por preguntarle al niño sucio dónde se podían
conseguir unos ojos brillantes. Pero no le sirvió de nada porque el niño sucio
llegó al último, mucho después de todos los demás. Y ese día, el niño sucio ni
siquiera estaba sucio. Es decir, la ropa seguía teniéndola un poco vieja y
manchada, pero a él se le veía muy bien lavado y hasta casi peinado.
—Dime —le preguntó ella sin esperar ni un segundo—, ¿de dónde has sacado
esos ojos tan brillantes?
—No lo hago a propósito —se disculpó el niño casi-peinado—, les pasa eso
sin hacer nada.
—¿Y para que me pase a mí sin que haga nada? —le preguntó la niña llena
de ansiedad.
—Creo que lo que tienes que hacer es desear mucho algo, pero muchísimo,
y que no pase, y entonces los ojos se te pondrán muy brillantes.
—¡Qué tontería! —se enfadó la niña—. ¡Pero si quiero con todas mis
fuerzas tener los ojos brillantes y no los tengo! ¿Por qué no tengo los ojos
brillantes, entonces?
—No lo sé —dijo el niño, muy asustado al verla tan enfadada—. Yo sólo sé
lo que me pasa a mí, no lo que les pasa a los demás.
—Siento haber gritado —lo tranquilizó la niña tocándolo con la manita—.
A lo mejor sólo pasa cuando se quiere algo espacial. Dime, ¿qué es eso que tú
quieres tanto y que no pasa?
—Quiero a una niña —balbuceó él—, que sea mi amiga.
—¿Y ya está? —se sorprendió ella—. Pero si eso es facilísimo. Dime quién
es esa niña para que le diga que sea tu amiga. Y si no quiere, les diré a todos
que le hagan la vida imposible.
—No puedo —dijo el niño—, me da vergüenza.
—Bueno, la verdad es que no importa —dijo la niña—, porque tampoco me
iba a arreglar el problema de lo de mis ojos. Yo no puedo querer que alguien
sea mi amiga y no me pase porque todas quieren ser amigas mías.
—Eres tú —se le escapó al niño en un susurro—, quiero que tú seas mi
amiga.
La niña se quedó callada un momento, porque el niño sucio había
conseguido sorprenderla, y después volvió a tocarlo con la manita y le
explicó, con la voz que su padre siempre ponía cuando ella pretendía correr por
la calle o tocar algún aparato eléctrico:
—Pero es que yo no puedo ser tu amiga, porque soy una niña muy
lista y muy popular y tú sólo eres un niño sucio que siempre estás aparte,
nunca dices nada y lo único especial que tienes son esos ojos
tan brillantes que enseguida dejarán de serlo si soy tu amiga. Aunque
reconozco que hoy estás mucho menos sucio que de costumbre.
—Me he lavado un poco para que mi deseo se cumpla.
—Lo siento —se limitó a decir la niña, a la que ya casi se le había
acabado la paciencia, mientras volvía a su sitio.
Todo ese día la niña estuvo muy triste, porque
por lo visto se había dado cuenta de que nunca iba a poder tener unos ojos
brillantes. Y ni todos los cuentos, las canciones ni los ejercicios de rítmica
consiguieron quitarle la tristeza. Alguna vez, cuando ya casi había conseguido
dejar de pensar en ello, veía al niño silencioso en un rincón de la guardería
mirándola a ella, y sus ojos, como para hacerla enfadar, eran cada vez
más y más brillantes.
Keret
Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret Keret
Etgar Keret, te odio y te amo a la vez :(
Etgar Keret, te odio y te amo a la vez :(
Easy come. Easy go.
Hay días en los que puedo crear universos encima de un montoncito de algodón. Hoy no era uno de esos días, pero finalmente me encontré con algo que va a ser mi bandera de lucha de ahora en adelante. "Fácil viene, fácil se va". Que así sea. Y viceversa. Que esto, que costó tanto tiempo -y quién sabe qué otras cosas- conseguir, no se vaya tan fácil. Al menos no tanto. Que se quede, al menos, hasta que se acabe el café.
Así que sigamos adelante.
Así que sigamos adelante.
La utilidad de la nada
Treinta rayos convergen hacia una rueda, pero el vacío en el medio hace marchar el carro.
El barro se moldea en forma de vasija; gracias al vacío del hueco puede usarse la copa.
Se hacen puertas y ventanas en la casa, y es el vacío el que permite habitarla.
Por eso, de lo que existe provienen las cosas, y de lo que no existe; su verdadero valor.
El barro se moldea en forma de vasija; gracias al vacío del hueco puede usarse la copa.
Se hacen puertas y ventanas en la casa, y es el vacío el que permite habitarla.
Por eso, de lo que existe provienen las cosas, y de lo que no existe; su verdadero valor.
Lao Tsé
Ela sorriu
Gregório de Matos beijou-a no rosto.
"Tu és meu?"
"Sou."
"Todo meu?"
"Todo teu", ele disse.
"Para sempre?"
"Para sempre."
Ela sorriu.
"Tu és meu?"
"Sou."
"Todo meu?"
"Todo teu", ele disse.
"Para sempre?"
"Para sempre."
Ela sorriu.
Distintos
Daría lo que fuera por tener tus ojos
mirando este baile, curando este cielo.
El fuego violento quemó nuestra casa,
y ahora sospecho que somos,
que somos
distintos...
Un lobo miraba donde no puede ver,
deja que mis ojos reflejen
tu nido plateado que nunca me deja ver
¿para qué vivir mirando
lo que nunca pensamos que se podría ver?
distintos...
mirando este baile, curando este cielo.
El fuego violento quemó nuestra casa,
y ahora sospecho que somos,
que somos
distintos...
Un lobo miraba donde no puede ver,
deja que mis ojos reflejen
tu nido plateado que nunca me deja ver
¿para qué vivir mirando
lo que nunca pensamos que se podría ver?
distintos...
Prehistóricos
ÑI PEWMA MEW GÜMAN
Ka mapu mülepun gümaken ñi pewma mew rofülenew ti pu wechun wenu ñi pu mawidantu mew Müte alütuwlay ti rüpü pu lamgen, pu peñi ka witralen mülen tüfachi Ko mew, pifiñ Küpalelmu chi tamün Kallfü Kawell wirafkülen wiñotuan Kamapu küpan, welu ñi kümel kaley ñi piwke Eymün mew ta choyügen Femgechi duguafiñ taiñ ayin pu Che.
Elicura Chihuailaf.
Elicura Chihuailaf.
De cómo siempre estuvo
Venía en la mañana, con olor a café.
Y se quedó.
Y yo quiero que se quede...
Se acercaba y besaba mi frente con ternura,
y eso bastaba.
Llegaba cuando estaba almorzando,
en las tardes, mientras leía algún libro,
mientras bailaba.
Me abrazaba cuando el clima se hacía frío,
mirábamos el cielo juntos
y soñábamos.
Discutíamos de los problemas de la sociedad,
me explicaba cómo funciona el mundo,
simplemente jugábamos.
Se sentaba a mi lado en las noches,
en una mano una cerveza, en la otra
mi propia mano.
Se quedaba en silencio pensando,
era guerrero, era sabio, era poeta,
era humano.
Pero venía siempre hecho de aire,
de ausencia,
de dispersión...
Hasta que un día llegó.
Hecho de carne y hueso,
Hecho de carne y hueso,
o de hueso y corazón.
Y yo quiero que se quede...
Manu Chau
Si me das a elegir, entre tú y mis ideas,
que yo sin ellas, soy un hombre perdido,
si me das a elegir, entre tú y la gloria
para que lleve la historia de mí, por los siglos.
Si me das a elegir entre tú y ese cielo
donde libre es el vuelo para llegar al olvido,
si me das a elegir, me quedo contigo.
Si me das a elegir entre tú y la pereza,
con esa grandeza que lleva consigo,
si me das a elegir, me quedo contigo
Porque me he enamorado,
y te quiero y te quiero,
y sólo deseo estar a tu lado,
soñar con tus ojos, besarte los labios.
Si me das a elegir entre tú y ese cielo
donde libre es el vuelo para llegar a otros nidos,
si me das a elegir, me quedo contigo.
que yo sin ellas, soy un hombre perdido,
si me das a elegir, entre tú y la gloria
para que lleve la historia de mí, por los siglos.
Si me das a elegir entre tú y ese cielo
donde libre es el vuelo para llegar al olvido,
si me das a elegir, me quedo contigo.
Si me das a elegir entre tú y la pereza,
con esa grandeza que lleva consigo,
si me das a elegir, me quedo contigo
Porque me he enamorado,
y te quiero y te quiero,
y sólo deseo estar a tu lado,
soñar con tus ojos, besarte los labios.
Si me das a elegir entre tú y ese cielo
donde libre es el vuelo para llegar a otros nidos,
si me das a elegir, me quedo contigo.
Forever Black
"—Eres diferente de cualquier persona que yo haya conocido. Eres fuerte, amable, de buen corazón, bondadosa y encantadora. Y también eres una terca, demasiado inteligente para tu bien y muy independiente, todo eso amo en ti. Ciertamente, no te has interesado en mi dinero desde que nos conocimos. Me has desafiado y me has hecho un mejor hombre del que pensé que podría ser. Me has enseñado cosas que nunca habría considerado si no estuvieras en mi vida. Has llenado un vacío en mi corazón que ni siquiera sabía que existía hasta que estuviste a mi lado. —Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. —Era un simple hombre sin objetivos hasta que te conocí, y me enorgullece quien me he convertido por ti. Hemos atravesado un montón de cosas juntas y continuaremos atravesando más, pero saldremos adelante juntos. Quiero agradecerte por convertirte en mi mejor amiga y mi amante."
Hay historias que quisiera que fueran mías...
Hay historias que quisiera que fueran mías...
Fluye y Crece
En días así siento como si volviera a tener 12 o 13.
Por la impotencia contenida, por no poder encausar lo que siento, por
ser como un agujero que estalla pero no estalla.
Pero con 13 las palabras no dolían tanto.
Quemaban por un rato y luego se apagaban.
Al día siguiente ya casi ni importaban.
En cambio, ahora es diferente.
Ahora las palabras no arden, no queman.
Ahora cortan, pasan atravesando la piel y se incrustan en el primer órgano que encuentran.
Ahora vienen con filo, con misión de destruir, ahora salen disparadas hacia cualquier parte sin saber qué tanto daño pueden causar.
Ahora suenan a decepción. A derrota.
A "hice algo mal contigo" y dejan un gusto amargo a "fallaste".
Tuvimos que elegir entre el miedo y el respeto.
Tal parece que no llegamos a ningún acuerdo y perdimos los dos.
Por la impotencia contenida, por no poder encausar lo que siento, por
ser como un agujero que estalla pero no estalla.
Pero con 13 las palabras no dolían tanto.
Quemaban por un rato y luego se apagaban.
Al día siguiente ya casi ni importaban.
En cambio, ahora es diferente.
Ahora las palabras no arden, no queman.
Ahora cortan, pasan atravesando la piel y se incrustan en el primer órgano que encuentran.
Ahora vienen con filo, con misión de destruir, ahora salen disparadas hacia cualquier parte sin saber qué tanto daño pueden causar.
Ahora suenan a decepción. A derrota.
A "hice algo mal contigo" y dejan un gusto amargo a "fallaste".
Tuvimos que elegir entre el miedo y el respeto.
Tal parece que no llegamos a ningún acuerdo y perdimos los dos.
Miedo
No me toques, no me toques con tus manos congeladas,
no me mires con tus ojos que en verdad no miran nada,
y nunca me abraces, no haremos las paces,
deja ya de usar disfraces.
No me asustas, no me gustas con tus dudas afiladas,
no me harás bloquear que la verdad ahora está muy clara,
y deja de quejarte, lárgate a otra parte,
no me importa lastimarte...
Miedo, ya no podré vivir contigo.
Miedo, que contaminas todo y envenenas todo.
Miedo, a no llegar, a estar perdida.
Miedo, sé que me quieres ver perder el juego.
Ya no me provoques, vete, me resultas aburrido,
no me importa lo que digas, yo soy libre y tú has perdido.
Hoy te haré la guerra, te echaré por tierra,
hoy la puerta se te cierra.
Miedo, ya no podré vivir contigo.
Miedo, que contaminas todo y envenenas todo.
Miedo, a no llegar, a estar perdida.
Miedo, sé que me quieres ver perder el juego.
no me mires con tus ojos que en verdad no miran nada,
y nunca me abraces, no haremos las paces,
deja ya de usar disfraces.
No me asustas, no me gustas con tus dudas afiladas,
no me harás bloquear que la verdad ahora está muy clara,
y deja de quejarte, lárgate a otra parte,
no me importa lastimarte...
Miedo, ya no podré vivir contigo.
Miedo, que contaminas todo y envenenas todo.
Miedo, a no llegar, a estar perdida.
Miedo, sé que me quieres ver perder el juego.
Ya no me provoques, vete, me resultas aburrido,
no me importa lo que digas, yo soy libre y tú has perdido.
Hoy te haré la guerra, te echaré por tierra,
hoy la puerta se te cierra.
Miedo, ya no podré vivir contigo.
Miedo, que contaminas todo y envenenas todo.
Miedo, a no llegar, a estar perdida.
Miedo, sé que me quieres ver perder el juego.
Lluvia (ECG)
Volvemos a repetir la historia de siempre - ya se prepara el cielo - Un día todo parece crecer con un flujo perfecto y al siguiente todo se marchita otra vez - va a comenzar a llover - ¿Será que siempre tenemos que estar en ese ciclo? - y tú también vas a llover - ¿No podemos quedarnos en alguna línea recta? - lo sé por como cantan tus respiros - ¿No? - vamos a llover pronto - ¿Será que fuimos hechos a la medida? - ya no alcanzamos a sujetarnos - ¿A la de alguien más? - ya caemos a pedazos - ¿Y si ya no podemos salvarnos? - ya no podemos salvarnos.
Esto no se trata de él
Ni de sus ojos.
Ni del sol pegando en sus ojos.
Ni de mis dedos entre su pelo.
Ni de sus manos...
Ni de sus manos en todas partes.
Ni de sus labios,
ni de su boca,
mucho menos de sus besos.
Ni de sus brazos,
ni de cómo me sujetan,
ni de cómo me acercan a él.
Ni de sus abrazos por la espalda,
ni de cómo me sorprenden, aunque los espere
ni de cómo me llenan.
Ni de sus silencios,
que tienen las palabras justas,
ni de lo que me enseña,
ni de las dudas que siembra en mí.
Ni de su cuerpo,
ni de su corazón,
ni de su cuerpo a contraluz.
Ni de su madurez
-o quizá, inmadurez-.
Ni de sus ganas de que todo sea perfecto.
Ni de su olor,
ni de su sonrisa.
No, no es sobre sus besos,
ni del sabor a cerveza,
ni de la embriaguez
aunque no haya cerveza.
Ni de cómo me sube hasta el cielo,
ni de cómo de pronto me trae a la tierra otra vez,
ni de cómo me hace quererlo
y odiarlo, y quererlo aún más.
Ni de sus defectos
ni de sus virtudes
Ni de cómo me toma de la mano
y ya no existe nada más.
Nada más.-
Ni del sol pegando en sus ojos.
Ni de mis dedos entre su pelo.
Ni de sus manos...
Ni de sus manos en todas partes.
Ni de sus labios,
ni de su boca,
mucho menos de sus besos.
Ni de sus brazos,
ni de cómo me sujetan,
ni de cómo me acercan a él.
Ni de sus abrazos por la espalda,
ni de cómo me sorprenden, aunque los espere
ni de cómo me llenan.
Ni de sus silencios,
que tienen las palabras justas,
ni de lo que me enseña,
ni de las dudas que siembra en mí.
Ni de su cuerpo,
ni de su corazón,
ni de su cuerpo a contraluz.
Ni de su madurez
-o quizá, inmadurez-.
Ni de sus ganas de que todo sea perfecto.
Ni de su olor,
ni de su sonrisa.
No, no es sobre sus besos,
ni del sabor a cerveza,
ni de la embriaguez
aunque no haya cerveza.
Ni de cómo me sube hasta el cielo,
ni de cómo de pronto me trae a la tierra otra vez,
ni de cómo me hace quererlo
y odiarlo, y quererlo aún más.
Ni de sus defectos
ni de sus virtudes
Ni de cómo me toma de la mano
y ya no existe nada más.
Nada más.-
de Sabines
(...) Soy una cicatriz que ya no existe,
un beso ya lavado por el tiempo,
un amor y otro amor que ya enterraste.
Pero estás en mis manos y me tienes
y en tus manos estoy, brasa, ceniza,
para secar tus lágrimas que lloro.
¿En qué lugar, en dónde, a qué deshoras
me dirás que te amo? Esto es urgente
porque la eternidad se nos acaba.
Recoge mi cabeza. Guarda el brazo
con que amé tu cintura. No me dejes
en medio de tu sangre en esa toalla.
un amor y otro amor que ya enterraste.
Pero estás en mis manos y me tienes
y en tus manos estoy, brasa, ceniza,
para secar tus lágrimas que lloro.
¿En qué lugar, en dónde, a qué deshoras
me dirás que te amo? Esto es urgente
porque la eternidad se nos acaba.
Recoge mi cabeza. Guarda el brazo
con que amé tu cintura. No me dejes
en medio de tu sangre en esa toalla.
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