Se acercaba y besaba mi frente con ternura,
y eso bastaba.
Llegaba cuando estaba almorzando,
en las tardes, mientras leía algún libro,
mientras bailaba.
Me abrazaba cuando el clima se hacía frío,
mirábamos el cielo juntos
y soñábamos.
Discutíamos de los problemas de la sociedad,
me explicaba cómo funciona el mundo,
simplemente jugábamos.
Se sentaba a mi lado en las noches,
en una mano una cerveza, en la otra
mi propia mano.
Se quedaba en silencio pensando,
era guerrero, era sabio, era poeta,
era humano.
Pero venía siempre hecho de aire,
de ausencia,
de dispersión...
Hasta que un día llegó.
Hecho de carne y hueso,
Hecho de carne y hueso,
o de hueso y corazón.
Y yo quiero que se quede...