Komorebi

La luz de mi estupidez filtrándose entre tu cabello

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Voy a detenerme sólo un momento a mirar todo lo que he venido arrastrando hasta aquí. Voy a guardar uno por uno los trozos de hielo que fuiste fuimos poniendo entre los dos. No para derretirlos, no para acercarnos y ganar finalmente la batalla.
Me los guardo para que no me conviertan en hielo a mí también.

Me guardo la primera vez que te vi y vi en ti a un niño despistado. Me guardo la ocasión en que me senté a tu lado y te miré el cuello de la camisa mientras tú mirabas el suelo. Me guardo la canción que escuchaba cuando me hablaste por fin, me guardo los libros de Cohelo que quería que tú también leyeras, me guardo el sentimiento -qué tonta- de que te preocupabas. Voy a guardar todas las veces que me maravillé contigo, todas las veces que quise abrazarte para agradecer lo que hacías por mí, aún sin saber que lo hacías, aún estando a kilómetros de distancia.

Me guardo el momento en que te empecé a querer. -¿Dónde empezó todo? ¿Dónde empezó? Necesito recordarlo ahora para poder guardarlo para siempre- Cuando por fin aún ni siquiera te fijabas en mí, cuando no notabas que tus bromas iban tomando forma en mi cabeza, cuando conservaba de ti todo lo que se suponía que me tomara a la ligera -por tu maldita manía de ser impulsivo, de no saber lo que quieres, de lanzar piedras y esconder la mano, de ponerme el corazón a mil por hora y dejarlo ahí para que estallara-. Me guardo la primera vez que te descubrí, escribiendo cosas de esas que se escriben cuando sabes que nadie está leyendo, pero las escribes con la esperanza de que alguien las entienda, y fui espectadora sabiendo que no era para mí.

Me guardo la primera vez que dejé que supieras que te quería, y las veces que me senté a escribir frente a esta misma pantalla cosas que sabía que jamás leerías. Las veces que pensé que podíamos existir, la vez que dijiste que pensabas en mí. Me guardo los encuentros tan esperados, la invitación tímida y temerosa que me atreví a hacer, los paseos, las conversaciones, la vez que te dejé verme de la manera en que no quería que me vieras, siendo tonta, incoherente, fea... y demasiado preocupada por ti. Me guardo todas las veces que me sentí menos, que te puse por sobre mí maravillándome con cada cosa que decías o hacías. Guardo también -y en lo más profundo- cada vez que quise que notaras cosas en mí, cosas que te hicieran sentir orgulloso, cosas en las que buscaba tu aprobación; querer ser tan lista como tú, tan elocuente como tú. Querer ser lo suficientemente buena para ti, cuando pasaba todo lo contrario. Guardo la primera vez que te tomé la mano, la primera vez que noté una pizca de atención hacia mí en tus ojos, la manera en que sentía que te ponías incómodo, y tu insistencia en ser algo así como un mounstro que sólo daña a quienes se acercan -y la mía de creer que podía sanarte con un amor auténtico-.

Guardo el tiempo en que decidí alejarme, dejarte por tu cuenta y respetarme. Los encuentros con otros amigos, las ocasiones que por diferentes motivos nos mantenían en contacto. Guardo el abrazo que corrí a recibir cuando nos reencontramos, de vuelta en el puerto de los sueños infinitos. Dar un paseo contigo bajo las estrellas, tomarnos una taza de café, descubrir que todo lo que sentía seguía allí intacto.  Tus ganas de que siguiéramos siendo nada mientras otros creían que éramos algo. Mis ganas de rendirme otra vez.

Guardo todo lo que pasó desde entonces, desde que por alguna razón -puedo imaginar los motivos más macabros ahora mismo- decidiste volver a hablarme y todo lo que comenzó allí, que no vale la pena mencionar, pues está escrito en cada una de las páginas de esto, en cada célula de mi piel -que eventualmente morirá y será reemplazada por una nueva, sin memoria-, las comidas, los helados, los amigos, las hojas, los metros, las canciones, los libros... lo demás. Y mis ganas de construir algo contigo, que conocieras a mis padres, conocer a los tuyos -es que con él quizá podamos construir algo más maduro, más real- mis ganas de demostrarte que no todos se van, que hay personas que te quieren para siempre. Mi inútil intento por esconder las lágrimas, al igual que ahora, cuando dijiste que te ibas -algo me atravesaba el pecho, al igual que ahora, y no sé por qué. No sé por qué, si ni siquiera te quiero tanto. Si ni siquiera me quisiste tanto-. El resto es historia, -incluyendo las propuestas de volver de vez en cuando- que también guardaré, para mantenerte lejos, para no darme cuenta de cuánto te quiero quise. Para dejar de sentir que si un día volvieras, pondría de nuevo la pulsera de lana en mi mano y volvería a ser indiferente ante tu empeño en escondernosme.

 Simplemente para seguir adelante y quererte, menos.

La misma madera - Javier Barría

Tú y yo, que sé que estamos hechos de la misma madera,
creo que es hora de que nos hundamos en el río
y lleguemos tan lejos como dé nuestro anhelo,
tú y yo, que sé que estamos hechos de la misma madera.

Tú y yo, que sé que estamos hechos de la misma espera,
tú y yo, sentados esperamos a ambas orillas.
Si la vida nos abre una rendija para poder mirarnos
encantados de habernos enredado y elegido
habernos enredado y elegido...

Duermo abrazándote, eso me tranquiliza.
No te imaginas cuánto bien me hacen tus caricias.
En este viaje campo adentro, una estampida de luciérnagas nos atrapan.
Y ya me siento mejor, mucho mejor,
se hizo tarde, es hora de que vuelvas a casa.


Días de verano

No quedan días de verano para pedirte perdón,
para borrar del pasado el daño que te hice yo.
Sin besos de despedida, y sin palabras bonitas
porque te miro a los ojos y no me sale la voz

Si pienso en ti siento que esta vida no es justa,
si pienso en ti y en la luz de esa mirada tuya...

No quedan días de verano, el viento se los llevó,
un cielo de nubes negras cubría el último adiós
y fue sentir de repente tu ausencia como un eclipse de sol...
¿Por qué no vas a mi vera?

Si pienso en ti siento que esta vida no es justa,
si pienso en ti y en la luz de esa mirada tuya...

Y aunque fuera de oro y miel
te quedarías con el cuerpo de otra que te dé alegría
Hoy te vi tan ausente, que hubiera jurado que te faltaba el alma en los ojos. ¿Será que el brillo de tus pupilas se extinguió como nosotros? Así, sin razón, sin final. Como cuando cae la última gota de lluvia. Sin saber que distinta a las otras, esa última gota fue más que lluvia, más que agua, fue casi sol.

Ojalá

Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan, para que no las puedas convertir en cristal. Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo, ojalá que la luna pueda salir sin ti. Ojalá que la tierra no te bese los pasos.
Ojalá se te acabe la mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta, ojalá pase algo que te borre de pronto; una luz cegadora, un disparo de nieve, ojalá por lo menos que me lleve la muerte para no verte tanto, para no verte siempre en todos los segundos, en todas las visiones. Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.
Ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda, ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz, ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado. Ojalá que el deseo se vaya tras de ti, a tu viejo gobierno de difuntos y flores.
Ojalá se te acabe la mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta, ojalá pase algo que te borre de pronto; una luz cegadora, un disparo de nieve, ojalá por lo menos que me lleve la muerte para no verte tanto, para no verte siempre en todos los segundos, en todas las visiones. Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.
JUGUEMOS A MIRARNOS FIJO, JUGUEMOS A EVITARNOS.

Necesito

Necesito alguien que me emparche un poco, y que limpie mi cabeza,
que cocine guisos de madre, postres de abuela y torres de caramelos.
Y que ponga tachuelas en mis zapatos para que recuerde que voy caminando
y que cuelgue mi mente de una soga hasta que se seque de problemas, y me lleve...
Y que esté en mi cama viernes y domingo para estar en su alma todos los demás días de mi vida.
Y que me quiera cuando estoy, cuando me voy, cuando me fui,
y que sepa servir el té, besarme después y echar a reír.
Y que conozca las palabras que jamás le voy a decir
y que no le importe mi ropa, si total me voy a desvestir
para amarle, 

para amarle...


bring on your best summerface and I'll bring mine

Que suba el momento

No entiendo cómo puede ser que no estén en tus recuerdos
los días que fuimos tan valientes y reinamos el desierto.
Déjalo que suba, que suba el momento,
déjalo que tenga, que tenga sentido
para mí, sí que lo tiene.

Nadie está a salvo de la rabia ni de la rutina,
tú y yo podemos salvarnos de tanto, tanto hastío.
Quiero dibujarte muchas veces mis pesadillas,
quiero que te quedes para siempre en esta orilla.


Prehistöricos

Amado Nervo

Me besaba mucho; como si temiera
irse muy temprano... Su cariño era
inquieto, nervioso.

                              Yo no comprendía
tan febril premura. Mi intención grosera
nunca vio muy lejos...
                                  ¡Ella presentía!

Ella presentía que era corto el plazo,
que la vela herida por el latigazo
del viento, aguardaba ya..., y en su ansiedad
quería dejarme su alma en cada abrazo,
poner en sus besos una eternidad.

Te quise



Te quise entero, en serio
tan serio, tan grave además
el día entero te quise,
con todo, y su final.

Nosotros

Amor; era todo lo que le pedía y con lo que la hacía feliz. ¡Qué baratas eran sus sonrisas! Qué simple era enamorarla todos los días, bastaba con que él la mirara a los ojos, con que la dejara besarlo, con que le tomara la mano y le dijera "me gustas". ¿Y lo demás? Lo demás no hacía falta, lo demás ya podía hacerlo ella misma, tenía corazón de sobra para quererlo a él -mucho más allá de lo que él quisiera o mereciera- y para suplir la falta de retribución. ¿Y cuando él no estaba? Ya ella encontraba maneras de enamorarse, escribiéndole un poema, pintándolo en papel o construyendo recuerdos que él nunca compartiría, hablando de él con todo el mundo, aunque nadie nunca la viera con él.
Ya sabía ella que acabaría mucho antes del primer beso, ya sabía que no existían desde el primer verso.

Con tu cuerpo el huracán - Prehistöricos

Si se acaba el sol en tu planeta porque este mundo no te gusta más,
no tendrán sentido tantas muertes, no podría evitar que algo de ti,
algo de ti conmigo moriría.

Estarás tú a mi lado esta noche, detendrás con tu cuerpo el huracán

Ya no tengo miedo de la muerte, y he perdido algo en qué creer
y ahora sé que este es mi último día, pero nada esta perdido si estás tú aquí
si estás tú aquí, aquí.

Ya no tengo miedo de perderte, ya no tengo miedo de morir.
  "Pero me quedé pensando que allí donde hay alguien a quien se quiere muchísimo, y donde hay alguien que nos quiere de veras, ése sí que es el lugar más bonito del mundo"

¿A quién le estás hablando?


Mujeres de ojos grandes

- No seas buena conmigo. He sido un estúpido y se me nota por todas partes
- Yo no te quise por inteligente - dijo ella con una sonrisa
- Pero me dejaste de querer por idiota - dijo él
- Yo nunca he dejado de quererte. No me gusta desperdiciar. Menos los sentimientos
Si el corazón se aburre de querer,
                                               ¿para qué sirve?
Cuando se acaba la noche no hay mucho que hacer.
Los que esperamos tu beso nos fuimos sin ti.

[Apaguen la noche, que vengan los ruidos, aquí estamos todos marchando al olvido
que bajen las nubes, nosotros seguimos bailando canciones que no tienen ritmo]

Sol Mayor

Será porque somos dos animales
que no podemos escapar, y el tiempo nos echó las garras.
Será porque somos dos vegetales
que nadie va a desconectar, y se pudrieron en el hospital.

Vestimos de luto en los carnavales,
los cuerpos congelados bajo el sol.
Será porque somos dos animales
que mueren estación tras estación.

Él me decía...

... "me encantas porque eres hermosa sin enseñar demasiado,
inteligente sin presumir mucho
y perfecta sin un hombre a tu lado,
aún."
Voy a mentir, a odiar, a drogarme,
a buscarme para encontrarme
y para volverme a perder,
a reír, a llorar, a maldecirte,

pero sobre todo voy a olvidar,

a olvidar
que no olvido
que no puedo olvidarte
Ernesto Pérez Vallejo


Amor

"Mi madre solía decir que el amor nunca se malgasta, aunque no te lo devuelvan en la misma medida que mereces o deseas.
 - Déjalo salir a raudales - decía -. Abre tu corazón y no tengas miedo de que te lo rompan. Los corazones rotos se curan, los corazones protegidos acaban convertidos en piedra"
Y resulta que la ciencia, a final de cuentas, 
no es otra cosa sino un acto de fe 
-con todo el respeto que eso merece-.
"Quiero enseñarte a ti y que me enseñes a mí.
No te voy a soltar hasta que nos veamos y probemos si es que resulta
y resultará
y tendremos problemas y discusiones, pero seremos felices.
Fin."

Me haces muy bien :)

El amor y los números de teléfono

"El amor es algo intangible, no se puede medir. Crees que quieres muchísimo a una persona y de repente conoces a otra y te das cuenta de que tampoco era para tanto, porque es algo etéreo; excepto si tus hijos te preguntan: ¿A quién quieres más?, ahí la cosa cambia, y respondes: a los dos igual. A pesar de que es imposible medirlo, de repente adquieres la capacidad de comparar dos cantidades de amor con una precisión milimétrica.

Antes de amar a alguien necesitamos su permiso, ¿Quieres salir conmigo?, o ¿Quieres casarte conmigo?. Hay que llegar a un acuerdo, pero para terminarlo ya no nos hace falta el otro, y dices: hey corto, yo corto; o: quiero el divorcio, yo lo quiero. Y no es justo, si se supone que era un convenio habría que decir: ¿Quieres cortar conmigo?.

Y es que el amor es sólo una ilusión porque al fin y al cabo nunca querrás a nadie más que a ti mismo. De hecho, es lo más normal del mundo oír a alguien decir: ella me gusta mucho, porque es como yo, me gusta porque es como yo. Realmente estás diciendo: saldría conmigo mismo pero es materialmente imposible, aunque por suerte he encontrado a esta chica y es como un espejo con tetas.

Porque el amor hace que parezcan profundas cosas que en verdad son muy superficiales, como los "flechazos". Un "flechazo" no es nada romántico, "me enamoré a primera vista" es sólo una manera de decir: estaba tan buena que me daba igual su personalidad.

Y es que estoy convencido de que da igual de qué tipo de amor estemos hablando: a una pareja, a tu familia, a los amigos; todos acaban reduciéndose a un mismo concepto: sólo quieres de verdad a las personas cuyos números te sabes. Cada vez que alguien te dice: -Te quiero. -Siempre habría que responderle con un: -¿Ah sí?, ¿Cuál es mi número?."

De por ahí

"Si todos nos juntáramos un día al rededor de el fuego podríamos sentirnos atraídos por el mismo misterio"
Y quizá nadie lo entiende,
ni siquiera yo.
Quizá no es que quiera a las personas
con mis ojos, mis manos, mi vida.
Quizá la verdad es que no quiero,
no quiero nada a nadie,
y por eso no sé distinguir.

Benedetti

En definitiva, ¿qué es lo nuestro?

Y aunque no me mires, te querré


Teníamos mucho en común,
yo lo amaba
y él también
se amaba a sí mismo

Mientras dure

Mientras dure
no me importa mostrarme débil mientras escribo,
si aún no soy fuerte ni nunca lo he sido.
No he aprendido a amar como aquí juegan,
yo amo con los codos, con el sueño, con la voz,
no tengo objeción en no ser correspondido.
No me importa cuánto vivan mis amores,
yo amo mientras dura, mientras puedo,
mientras se vacía el vaso y emprendo mi camino.
No entiendo cómo aman los humanos,
por eso estoy aquí contigo, por tu duda,
por todo lo que no sabes ni averiguas,
por todo lo que das sin saber siquiera que tuviste.
Amo tus alas, tus vuelos, tus caderas
donde termina mi noche, mi nostalgia.
No me importa que no entiendas que te amo,
que dudes y llores y preguntes y reclames,
yo te amo,
mientras dure
Y PARA CASTIGARTE
-AUNQUE NI TE ENTERES-
ESTA NOCHE DEJARÉ CERRADO
EL LIBRO QUE ME REGALASTE.
"Estaba casada con uno de ellos, muy bien y desde siempre lo había querido como se debe. Al otro empezó queriéndolo como una extensión de ese amor y acabó enamorándose de su voz y de las cosas que con ella decía. Pero no fue su culpa. En realidad no fue culpa de nadie . Así sucede a veces y no vale la pena desvelarse investigando por qué."

Ella también

También a ella le había llegado la hora de preguntarse con dignidad, con grandeza, con unos deseos incontenibles de vivir, qué hacer con el amor que se le había quedado sin dueño.
- García Márquez

Free Fallin'

She is a good girl, loves her mama,

loves Jesus and America too.

She is a good girl, crazy about Elvis,

loves horses and her boyfriend too.

I'm a bad boy, 'cause I don't even miss her,

I'm a bad boy for breaking her heart...

Rutina

-Cuando lo imposible se quiere volver rutina, hay que dejarlo- le explicó a su hermana, que no era capaz de entender una actitud tan radical - .Uno no puede meterse en el lío de ambicionar algo prohibido, de poseerlo a veces como una bendición, de quererlo más que a nada por eso, por imposible, por desesperado, y de buenas a primeras convertirse en el anexo de una oficina. No me lo puedo permitir, no me lo voy a permitir. Sea por Dios que algo tiene de prohibido y por eso está bendito.

Qué sería

Y los días van pasando, y yo veo que se deshace, 
¿hacia dónde va llegando nuestro amor?
Ya no somos los de antes, las mañanas no son tibias 
y no me haces cariño cuando duermo.
Y yo busco en tu mirada una señal 
que me muestre que esto no va a cambiar,
porque, ay que dolería si tú ya no estuvieras al despertar...

Mi cuerpo tiembla, esto va a pasar, mejor otro que no me haga sufrir más,
pero contigo me siento bien casi siempre, aunque no hoy ni ayer 

Y qué sería un día sin alguien que hiciera buena compañía, no quiero saber.
Y estamos tan cerca, no sé qué hacer. Estamos tan cerca y ya me duele...
En esta noche debo sustituirte y acariciar a otro que no eres tú, dar saltos como loca y divertirme, en vez de adormecerme sobre ti...

Daughters

Conozco una chica, ella pone color dentro de mi mundo.
Pero es como un laberinto, donde todas las paredes cambian continuamente.
Y yo he hecho todo lo que puedo para seguir sus pasos, con mi corazón en mis manos.
Ahora he comenzado a ver que quizá no tiene nada que ver conmigo...

Padres, sean buenos con sus hijas. Sus hijas querrán de la manera en que ustedes lo hacen.
Las niñas se convierten en amantes, quienes se convierten en madres, así que madres, sean buenas con sus hijas también.

¿Ves esa piel? Es la misma en la que ella se ha mantenido en pie
desde el día en que lo vio irse. Ahora ella se ha ido, limpiando el desastre que él ha dejado.

Así que padres, sean buenos con sus hijas. Sus hijas querrán de la manera en que ustedes lo hacen.
Las niñas se convierten en amantes, quienes se convierten en madres, así que madres, sean buenas con sus hijas también.

Chicos, ustedes pueden romper, descubrirán cuánto ellas pueden llegar a soportar.
Ustedes serán fuertes, y siendo buenos soldados se habrán ido sin el calor del corazón de una buena mujer.

Tú representas a cada hombre cuidando a cada mujer. Tú eres el Dios y el sostén del mundo,
así que padres, sean buenos con sus hijas. Sus hijas querrán de la manera en que ustedes lo hacen.
Las niñas se convierten en amantes, quienes se convierten en madres, así que madres, sean buenas con sus hijas también.
Hey baby, won't you look my way? 
I can be your new addiction
Hey baby, what you got to say? 
All you're giving me is fiction

Sobre la Tía Magdalena (Mastretta)

Un día el marido de la tía Magdalena le abrió la puerta a un propio que llevaba una carta dirigida a ella. Nunca habían tenido secretos y era tal la simbiosis de aquel matrimonio que ahí las cartas las abría uno aunque fueran dirigidas al otro. Nadie consideraba eso violación de la intimidad, menos aún falta de educación. Así que al recibir aquel sobre blanco, tan planchado, con el nombre de su mujer escrito por una letra contundente, lo abrió. El mensaje decía:

"Magdalena: 

Como siempre que hablamos del tema terminas llorando y te confundes en la locura de que nos quieres a los dos con la misma intensidad, he decidido no volver a verte. No creo imposible deshacerme de mi deseo por ti, alguna vez hay que despertar de los sueños. Estoy seguro que tú no tendrás grandes problemas olvidándome. Acabar con este desorden nos hará bien a los dos. Vuelve al deber que elegiste y no llames ni pretendas convencerme de nada. 
Alejandro. 

P.D.: Tienes razón, fue hermoso."

El marido de la tía Magdalena guardó la carta, le puso pegamento al sobre y lo dejó en la charola del correo junto con el recibo del teléfono y las cuentas del banco. Estaba furioso. La rabia le puso las orejas coloradas y los ojos húmedos. Entró a su despacho para que nadie lo viera, por más que no había nadie en la casa. Su mujer, las nanas y los niños se habían ido al desfile del 5 de mayo para celebrar el recuerdo del día en que los “zacapoaxtlas” le restaron prestigio a Napoleón.

Sentado en la silla frente a su escritorio, el hombre respiraba con violencia por la boca. Tenía las manos sobre la frente y los brazos alrededor de la cara. Si algo en la vida él quería y respetaba por encima de todo, eran el cuerpo y la sabiduría de su mujer. ¿Cómo podía alguien atreverse a escribirle de aquel modo? Magdalena era una reina, un tesoro, una diosa. Magdalena era un pan, un árbol, una espada. Era generosa, íntegra, valiente, perfecta. Y si ella alguna vez le había dicho a alguien te quiero, ese alguien debió postrarse a sus pies. ¿Cómo era posible que le hiciera llorar?

Bebió un whisky y luego dos. Pegó contra el suelo con un palo de golf hasta desbaratarlo. Se metió veinte minutos bajo la regadera y al salir puso en el tocadisco al Beethoven más desesperado y cuando su mujer y los niños entraron en la casa, dos horas después, estaba disimuladamente tranquilo. 

Se había asoleado, todos tenían las cabezas un poco desordenadas y las mejillas hirviendo. La tía Magdalena se quitó el sombrero y fue a sentarse junto a su marido.

-¿Te sirvo otro whisky?- dijo tras besarlo como a un hermano.
-Ya no, porque vamos a comer en casa de los Cobián y no me quiero emborrachar.
-¿Vamos a comer en casa de los Cobián? Nunca me dijiste.
-Te digo ahorita.
-“Te digo ahorita”. Siempre me haces lo mismo.
-Y nunca te enojas, eres una esposa perfecta.
-Nunca me enojo, pero no soy una esposa perfecta.
- Sí eres una esposa perfecta. Y sí tráeme otro whisky.

La tía caminó hasta la botella y los hielos, sirvió whisky, lo movió, quiso uno para ella. Cuando lo tuvo listo, volvió junto a su marido con un vaso en cada mano. De verdad era linda la tía Magdalena. Era de esas mujeres bonitas que no necesitan nada para serlo más que levantarse en las mañanas y acostarse en las noches. De remate, la tía Magdalena se acostaba a otras horas llena de pasión y culpa, lo que en los últimos tiempos le había dado una firmeza de caminado y un temblor en los labios con los que su tipo de ángel ganó justo la pizca de maldad necesaria para parecer divina. Fue a sentarse a los pies de su marido y le contó los ires y devenires del desfile. Le dio la lista completa de quienes estaban en los palcos de la casa del círculo español. Después le dibujó en un papelito un nuevo diseño para la vajilla de talavera que podría hacerse en la fábrica. Hablaron largo rato de los problemas que estaban dando los acaparadores de frijol en el mercado La Victoria. Durante todo ese tiempo, la tía Magdalena se sintió observada por su marido de una manera nueva. Mientras hablaba, muchas veces la interrumpió  para acariciarle la frente o las mejillas, como si quisiera detenerle cada gesto de júbilo. 

- Me estas mirando raro – le dijo ella una vez.
- Te estoy mirando – contestó él.
- Raro – volvió a decir la tía.
- Raro – asintió él y continuó la conversación.

¿Cómo había alguien en el mundo capaz de permitirse perder a esa mujer? Debía estar loco. Empezó a enfurecerse de nuevo contra quien mandó esa carta y de paso contra él, que no la había escondido siquiera hasta el día siguiente. Así su mujer la encontraría durante la mañana, cuando ni él ni los niños estorbaran su tristeza. Entonces se levantó del sillón alegando que ya era tarde  y mientras la tía Magdalena iba a pintarse los labios, él caminó al recibidor y quitó la carta de la charola del correo. La mesa sobre la que estaba era una antigüedad que había pertenecido a la bisabuela de la tía Magdalena. Tenía un cajón en medio al que la polilla se colaba con frecuencia. Ahí metió la carta y respiró, feliz de postergarle el problema a su mujer. Gracias a eso pasaron una comida apacible y risueña.
El lunes, antes de irse a la fábrica, puso la carta encima de todas las demás.
La tía Magdalena había amanecido radiante.

- Debe ser porque nos vamos – pensó el marido.

Y en efecto, a la tía Magdalena le gustaban los días hábiles. Quién sabe a qué hora ni cómo se encontraba con el torpe aquel, pero de seguro era en los días hábiles. Cuando se despidieron, él dijo como de costumbre: “Estoy en la fábrica por si algo necesitas”, y la besó en la cabeza. Entonces ella dio el último trago a su café y mordió la rebanada de pan con mantequilla del que siempre dejaba un pedacito, atendiendo a quién sabe qué disciplina dietética. Luego se levantó y fue en busca del correo.

Entonces dio con la carta. Se la llevó al baño de junto a su recámara que todavía era un caos de toallas húmedas y pijamas recién arrancadas. Sentada en el suelo, la abrió. No le bastaron las toallas para secarse la cantidad de lágrimas que derramó. Se tuvo lástima durante tanto rato y con tal brío que la cocinera no la saca del precipicio para preguntarle qué hacer de comida hubiera podido convertirse en charco. Contestó que hiciera sopa de hongos, carne fría, ensalada, papas fritas y pastel de queso, sin dudar ni desdecirse y a una velocidad  tal que la cocinera no le creyó. Siempre pasaban horas confeccionando el menú y ella había contagiado a la muchacha de sus manías: 

- La sopa es café y la carne también – dijo la cocinera segura de que habría un cambio.
- No importa – le contestó la tía Magdalena, aún poseída por un dolor de velorio.

Su marido regresó temprano del trabajo, como cuando estaban recién casados y a ella le daba catarro. Llegó buscándola, seguro de que la pena la tendría postrada fingiendo algún mal. La encontró sentada en el jardín, esperando su turno para brincar la reata en un concurso al que sus dos hijas  y una prima le concedían rango de olímpico. Estaba contando los brincos de su hija que iba por ciento tres. Las otras dos niñas tenían la reata una de cada punta y la movían mientras contaban, perfectamente acopladas.

- Juego de mujeres – dijo el marido, que nunca le había encontrado chiste brincar la reata.
La tía Magdalena se levantó a besarlo. Él puso el brazo sobre sus hombros y la oyó seguir contando los brincos de la niña.
- Ciento doce, ciento trece, ciento catorce, ciento quince, ciento dieciséis… ¡Pisaste! – gritó riéndose – Me toca.

Se separó de su marido y voló al centro de la cuerda. Le brillaban los ojos, tenía los labios embravecidos y las mejillas más rojas que nunca. Empezó a brincar en silencio, con la boca apretada y los brazos en vilo, oyendo solo la voz de las niñas que contaban en coro. Cuando llegó al cien, su voz empezó a salir como un murmullo en el que apoyaba para seguir brincando. El marido se unió al coro cuando vio a la tía Magdalena  llegar al ciento diecisiete sin haber pisado la cuerda. Acunada por aquel canto la tía brincó cada vez más rápido. Pasó por el doscientos como una exhalación y siguió brinca y brinca hasta llegar al setecientos cinco.

- ¡Gané! – gritó entonces - ¡Gané! – y se dejó caer al suelo alzándose un segundo después con el brío de una llama-. ¡Gané! ¡Gané! – gritó corriendo hasta donde estaba su marido.
- Afortunada en el juego, desafortunada en el amor – dijo él.
- Afortunada en todo - contestó ella jadeante -. ¿O me vas a salir tú también con que ya no me quieres?
- ¿Yo también? – dijo el marido.
- Esposo, eres un violador de correspondencia y usaste un pésimo pegamento para disimularlo – dijo la tía Magdalena.
- En cambio tú disimulas bien. ¿No estás muy triste?
- Algo – dijo la tía Magdalena.
- ¿Si yo me fuera podrías brincar la reata? – preguntó él.
- Creo que no – dijo la tía Magdalena
- Entonces me quedo – contestó el marido, recuperando su alma. 

Y se quedó.  
Histooo weón ♥

"Vampiros Emocionales" - Albert J. Bernstein

Están ahí afuera, disfrazados como gente normal hasta que sus necesidades internas los convierten en depredadores. No buscan vuestra sangre, sino vuestra energía emocional.

Tienen el poder no solo de exasperaros, sino de hipnotizaros, de obnubilaros la mente con promesas falsas hasta enredaros en sus hechizos. Los vampiros emocionales os atraen para luego vaciaros.

Los vampiros emocionales, son vecinos cálidos y cordiales delante de vosotros, que a vuestra espalda extienden rumores.

Al principio parecen mejores que las personas corrientes. Son brillantes, encantadores. Os caen bien, confiáis en ellos, esperáis más de ellos que de otras personas.

Esperáis más, pero recibís menos y al final os capturan. Los invitáis a que entren en vuestra vida y rara vez os dáis cuanta del error hasta que han desaparecido, dejándoos vacíos, las carteras vacías o, quizá, el corazón roto. Aún entonces os preguntáis...¿serán ellos o yo?. Son ellos. Vampiros emocionales.
Deja que esta vez nadie sea testigo de lo que va a pasar cuando te toque la cara, de lo que va a pasar cuando descubras mis ojos.
Se ama sin razón y se olvida sin motivo.

Don't you worry, child

Hubo un tiempo en el que solía mirar a los ojos de mi padre,
en un hogar feliz, yo era una reina, tenía un trono de oro.
Esos días se han ido, ahora los recuerdos están en la pared,
y escucho las canciones de los lugares en donde nací.

Arriba, en la colina, cruzando el lago azul,
ahí fue donde mi corazón se rompió por primera vez,
aún recuerdo cómo todo cambió,
mi padre decía:

No te preocupes, hija, el cielo tiene un plan para ti.
No te preocupes ahora, el cielo tiene un plan para ti.

Hubo un tiempo en el que conocí a un chico diferente,
nosotros regíamos el mundo, pensé que nunca lo perdería de vista.
Éramos tan jóvenes, pienso en él de vez en cuando,
todavía escucho las canciones, recordándome un amigo.

Arriba, en la colina, cruzando el lago azul,
ahí fue donde mi corazón se rompió por primera vez,
aún recuerdo cómo todo cambió,
mi padre decía:

No te preocupes, hija, el cielo tiene un plan para ti.
No te preocupes ahora, el cielo tiene un plan para ti.

¿A dónde van?

De límites y tiempo

¿Cuándo llega momento exacto para sentir plena confianza?
¿Cuándo podemos llamarnos "nuestros" sin perder libertad?
¿Cuándo nos ganamos el permiso de decirnos "te conozco"?
¿Cuándo dejamos de querer a todos los demás y pasamos a ser exclusivamente el uno para el otro?
Tal vez nada de eso vaya a pasar. Quizá sólo somos dos aves volando juntas una parte del camino, sin ganas de llegar a un nido, enamorándonos y desenamorándonos con cada estación.
Todavía estaba oscuro cuando salieron del establo rumbo a la casa. Las estrellas se apretujaban en el cielo y ella se acurrucó en el abrazo de ese hombre arisco que la madrugada había convertido en un refugio cálido y persuasivo.
Quién sabe cuál habrá sido su preciso encanto. Ella nunca pudo explicarlo con claridad.

Al fin de cuentas

Si el amor no da sus frutos
No le des más cuerda
No hay peor cosa que plantar

Burbujas sobre la almohada
Hace falta quererse y olvidar

Si se va déjalo ir
Con sus maletas no lo detengas
Ten presente que hay después
Cuando todo está perdido
Sin ganas de llorar

Al fin de cuentas
Mala hierba nunca muere
Amores con pereza sobran por doquier,
Donde creció maleza
Mejor buscarse otro Edén

Si el amor te pone mala cara
Regálale la otra mejilla
Dale tiempo al tiempo sin revés
No te rijas por clavos
No juegues con humanos al ajedrez

Si no vuelve mándale un saludo
Fúmate un cigarro en son de paz
Pues el odio mata y envenena
Cuanto menos pienses
La memoria volverá a nacer

Al fin de cuentas
Mala hierba nunca muere
Amores con pereza sobran por doquier,
Donde creció maleza
Mejor buscarse otro Edén
Papas fritas para el hambre
naranjas para la sed
anillitos en los dedos
y el corazón, para usted

Errores de cálculo en la mirada

El error es mirar lo de ayer con ojos de hoy,
querer que las cosas vuelvan a ser igual
cuando tú ya no eres el mismo,
como si se pudieran reciclar los suspiros
o dar un mismo beso por segunda vez.
Los mudos no gritan, los sordos no ven la música,
con las cinco letras que se escribe tarde
no puedes escribir ahora,
el amor que fue, ese ya nunca vuelve.

"El Coronel no tiene quién le escriba" - García Márquez


Octubre era una de las pocas cosas que llegaban...
"No es cierto que los seres humanos somos seres racionales por excelencia. Somos como los mamíferos; seres emocionales que usamos la razón para justificar y ocultar las emociones en las cuales se dan nuestras acciones."

~ Humberto Maturana

Medio Mal - Dënver

Déjame mentirte esta vez, que en verdad no querrás saber. 
Deja que lo explique medio mal, enredarme toda, hablar de cualquier cosa.
En verdad, que soy buena haciendo daño, mejor te pasas a mi bando,
y sin más terminamos retozando antes que pueda explicar lo que hago allá.
Que siempre en la esquina de donde viene esa brisa
que si guardamos silencio se oyen las olas dentro
adentro, tan adentro
tan al fondo que no siento
hace tiempo que te miento
cada día, mejor soy en esto.

Concentración de Campos

Me has hecho un espacio para dormir a tu lado.
Puedo ver que te duele, pero uno se va haciendo fuerte.
Cae la nieve lentamente, y el rumor que hay más trenes.
Cuentas los balazos con mis pies, también con tus manos.
Dices "si hubiese algo más allá, cartas ya habría tomado".
Y apenas si tengo sombra, y han inventado una bomba.
Cae la nieve lentamente, le somos indiferentes.
Y ha pasado otro año, y aún nos queda un abrazo.
Del invierno al verano, renovados soldados están apuntando.
Y he soñado que salimos, que ya no sentimos frío.
Y flotamos por el río.

Todo empieza, todo acaba siempre contigo.

Don't want to grow up


Tal vez no estamos distantes, tal vez estamos distintos.

Martín (Hache)

"Yo soy el tipo de chica que a los hombres les resulta cómodo. No soy fea, tengo el sí fácil, el orgasmo todavía más fácil. Soy sensual, apasionada, simpática, nada celosa. Cuando estoy con un tipo acepto lo que me da. No exijo imposibles. Cuando las cosas se pudren, me voy, pero sin escándalos. Moderna y pragmática, o sea, una pelotuda."

PD: Gracias 
But time makes you bolder, children get older, and I'm getting older too.

Love me or leave me alone

Tal vez todo se reduce a eso...

Contigo

No me esperes a las dos en el juzgado, no me digas "volvamos a empezar".
Yo no quiero ni libre ni ocupado, ni carne ni pecado, ni orgullo ni piedad.
Yo no quiero saber por qué lo hiciste, yo no quiero contigo ni sin ti,
lo que yo quiero, muchacho de ojos tristes,
es que mueras por mí.

Loco por volverla a ver - Las pastillas del abuelo

-"El que no arriesga no gana" dijiste.
-"El que arriesga puede morir por amor" te dije, 
y comprendiste que no iba a ser yo
el que cubra tu cuerpo en noches de frío, 
el que te regale rosas sin espinas
el que aparte de ser sexo, sea un amigo,
el que derroche amor en cada esquina.

-"Tanto te cuesta dar besos a una sola? 
Te juro que amor nunca te va a faltar"
-"Mi amor, eso no importa, lo que importa es variedad"
-"Es mejor ser  presa de un hombre 
y no el polvo insípido y oscuro de más de dos" 
dijiste, y comprendí que no ibas a ser vos
la que comparta mis besos con cualquiera,

la que pise fuerte el acelerador, 
la que quiera hacerlo de muchas maneras,
la que sepa bien fingir cuando no haya amor.

No me compares (difícil).

Ahora que crujen las patas de la mecedora y hay nieve en el televisor,
ahora que llueve en la sala y se apagan las velas de un cielo que me iluminó.
Ahora que corren los lentos derramando trova y el mundo rinrín despertó,
ahora que truena un silencio feroz, ahora nos entra la tos.
Ahora que hallamos el tiempo, podemos mirarnos detrás del rencor,
ahora te enseño de dónde vengo y las piezas rotas del motor.
Ahora que encuentro mi puerto, ahora me encuentro tu duda feroz,
ahora te enseño de donde vengo y de qué tengo hecho el corazón.

Vengo del aire que te secaba a ti la piel, mi amor,
yo soy la calle donde te lo encontraste a él.
No me compares, bajé a la tierra en un pincel por ti,
imperdonable, que yo no me parezco a él.
Ni a él ni a nadie.

Ahora que saltan los gatos buscando las sobras, maullas la triste canción,
ahora que tú te has quedado sin palabras, comparas, comparas con tanta pasión.
Ahora podemos mirarnos sin miedo al reflejo en el retrovisor,
ahora te enseño de dónde vengo y las heridas que me dejó el amor.
Ahora no quiero aspavientos, tan sola una charla tranquila entre dos,
si quieres te cuento por qué te quiero,
y  si quieres cuento por qué no.

que nos separen si es que pueden, que nos separen, que lo intenten...

De cómo te quiero

"Te quiero como para invitarte a pisar hojas secas una de estas tardes. Te quiero como para salir a caminar, hablar de amor, mientras pateamos piedras. Te quiero como para volvernos chinos de risa, ebrios de nada y pasear sin prisa las calles. Te quiero como para ir contigo a los lugares que más frecuento, y contarte que es ahí donde me siento a pensar en ti. Te quiero como para escuchar tu risa toda la noche. Te quiero como para no dejarte ir jamás. Te quiero como se quiere a ciertos amores, a la antigua, con el alma y sin mirar atrás."
Y si quieres también
puedo ser tu estación y tu tren,
tu mal y tu bien,
tu pan y tu vino,
tu pecado, tu dios, tu asesino...
O tal vez esa sombra
que se tumba a tu lado en la alfombra
a la orilla de la chimenea
a esperar que suba la marea
 ¿Por qué no te llevas otra partecita de mi corazón?
¿Por qué no la tomas y la quiebras,
y la haces trizas totalmente?

Abre los ojos

"¡Abre los ojos, mujer! Míralo ahí sentado, enfrascado en sus libros sobre el universo y escondido detrás de esas gafas de intelectual, ¿de verdad crees que en algún momento pasas por su mente cuando no estás frente a él? ¿Crees que por la noche, antes de dormir, piensa en qué puede cambiar él para hacerte feliz? En cambio tú... Tú, mujer, te quedas en los huesos por dar los pasos perfectos para que él se sienta orgulloso de ti, y serías capaz de cambiar la curvatura del mundo si así a él le resultara más cómodo"